miércoles, 18 de mayo de 2011

El fanatismo es una pasión exacerbada y enfermiza en todos sus planos aplicables.


El fanatismo es una pasión exacerbada, desmedida y tenaz, particularmente hacia una causa religiosa o política, o hacia un pasatiempo o hobby.

Consta de una apasionada e incondicional adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y monomanía persistente hacia determinados temas, de modo obstinado, algunas veces indiscriminado y violento.
El fanatismo puede referirse a cualquier creencia afín a una persona o grupo. En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, y puede incluir como síntoma el deseo incondicional de imponer una creencia, considerada buena para el fanático o para un grupo de los mismos.



La palabra fanático viene del sustantivo fanum que significa templo. Después, adquirió el sentido de intemperancia desmedida en la defensa de la religión.

La historia de la cristiandad está llena de relatos sobre fanáticos que por lo general produjeron los frutos de la violencia. Por eso se puede concluir que el fanatismo no produce buen fruto. El Diccionario de uso del español, de María Moliner, define “fanático” así: “Partidario exaltado e intolerante de una creencia”. Otro diccionario ilustra así lo que es el fanatismo: “Ningún período de la historia exhibe mayor cantidad de crueldad, libertinaje y fanatismo que el de las cruzadas”, aparte de la época oscura de la santa inquisición, cuyos efectos aun se palpan en muchas partes de España. También es interesante lo que dice sobre la palabra “fanático” la Gran Enciclopedia Larousse. Dice: “Que defiende con apasionamiento y celo desmedidos una creencia, una causa, un partido, etc.”, y añade: “Entusiasmado ciegamente por una cosa”.


En conclusión la desventaja que tal vez resulte más contundente que la epistemológica, es que el fanatismo siempre ha conducido a guerras y a graves desastres. Tras numerosas conflictos sociales, guerras, masacres, limpiezas étnicas e injusticias se halla la intolerancia de muchos fanáticos. Esto han coincidido en señalarlo todos los defensores de la tolerancia. El fanatismo es el culpable de esos males, que podrían evitarse con la universalización de un talante fraternal que aceptara las diferencias.

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